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Adán, ¿tercero en discordia?

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Victor Ulín/

Sin  proponérselo quizá, con su denuncia en contra de Claudia Sehimbaun y la dirigencia de Morena, Marcelo Ebrard allanó el camino para que Adán Augusto López Hernández se perfile como el candidato a la presidencia.

La denuncia del ex canciller no solo descalifica el proceso interno y a Morena, sino también de paso al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, en relación con la intervención que estaría haciendo la titular de la Secretaría de  Bienestar, Ariadna Montiel Reyes, a favor de Claudia Sehimbaun.

Al descalificar a su compañera públicamente y ensuciar la contienda cuando había un acuerdo para no dirimir diferencias ante los medios de comunicación, Marcelo Ebrard se pegó un tiro en el pie y difícilmente podrá revertir las consecuencias de sus declaraciones.

Bajo la premisa de que Morena ganaría con cualquiera de los candidatos que hoy están disputando la nominación, se abre entonces un resquicio para que el ex secretario de Gobernación sea seleccionado por el líder moral del partido, Andrés Manuel López Obrador, y no sea ni Claudia y menos Marcelo.

Si bien las encuestas publicadas hasta ahora lo ubican en tercer lugar de las preferencias, es un hecho que el ex gobernador de Tabasco ha venido de menos a más y su crecimiento ha sido exponencial.

Aunque Marcelo Ebrard quiso reducir la competencia a dos, cuando sostiene que la decisión de su partido para elegir a su candidato presidencial, “es Claudia o yo”, en realidad ponía el nombre de Adán Augusto López en la mesa.

¿Puede ser Adán Augusto López Hernández el tercero en discordia? Sí, claro. Porque si antes del desaguisado de Marcelo Ebrard aparecía como una opción viable en caso de empatar con Claudia Sehimbaun o de ganarle la encuesta, hoy ya no lo sería para el Presidente que al final de cuentas será el gran decisor.  Al contrario, Marcelo solo confirmó que no sería ni un candidato y menos un Presidente leal o confiable.

El enojo que le pudo haber causado a Claudia Sehimbaun las denuncias en su contra de su compañero o al mismo dirigente Mario Delgado, no se comparan a la que debe estar sintiendo en este momento el inquilino de Palacio Nacional que apostó su capital político al proceso interno de selección para validar y legitimar a su próximo sucesor.

Y sin pretenderlo, a diez días de que concluyan las giras y/o asambleas informativas, previo a la aplicación de las encuestas, el escenario que se configura resulta positivo para Adán Augusto López Hernández que solo observa a la distancia como Claudia y Marcelo, el primero y segundo en las encuestas, se tiran literalmente lodo a la cara.


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