Fernando Nieto Cadena a (casi( un mes
Columna: Non serviam/
Leopoldo Emmanuel Benítez Arias/ Foto: Juan de Jesús/
A casi un mes de la partida de Fernando Nieto Cadena me animo ahora a escribir sobre él. Consideré que sería oportunista hacerlo recién su deceso pues no fui su amigo ni nada, me impartió a mí y a otros el taller de Ensayo en la Escuela de Escritores José Gorostiza allá en el bello 2011. Aquellos que se encargaron de homenajearlo en eventos y escribir en redes sociales y otros medios fueron sus amigos y allegados, quienes lo apreciaban y lo conocieron realmente; así es como debe ser.
Yo no lo conocí lo suficiente, de hecho ya cuando nos dio clases su actitud era más relajada; según los trabajadores de la Escuela de Escritores y exalumnos que conocí, nada nunca le gustaba y jamás otorgaba dieces de calificación. De lo primero no sé, de lo segundo me consta, nos había prometido que nos pondría 10 si comprábamos “Duro con ella”, pero a mí me puso 8.5 con todo y que compré su libro. Pensándolo bien, dado que debíamos procurar el total de asistencias debido al corto tiempo que se disponía y habiendo yo faltado un sábado, ese 8.5 hasta mucho fue.
La única anécdota que tengo de él fue una ocasión en que, comiendo panuchos en El charco de las ranas, antes de devorar uno expresó que “el mejor invento de Dios, después de la mujer, era la moronga”. No se me olvida porque me pareció muy chistoso y me lo sigue pareciendo hasta ahora.
Cuando llevamos el módulo de Ensayo con él, nos hizo leer los dos primeros números de Lilí/Teraria, ese proyecto que muy a su pesar murió a los cuatro números nada más; el fin era redactar una reseña sobre la revista y su contenido.
Escrita en 2011, comparto con ustedes el texto que yo escribí a cerca del segundo número, con las correcciones debidas que él mismo señaló. Me atrevo a compartirlo aunque sea evidente mi pobre vocabulario y mi estilo ramplón, porque es un ejemplo de alguien que se enfrenta por primera vez ante los textos de Fernando Nieto Cadena. Adelante, disfruten y mófense de mí.
Reseña.
Lilí/Teraria
Año 1, no. 2 abril-junio, Villahermosa, Tabasco, 2009.
Director/editor: Fernando Nieto Cadena
El señor Fernando Nieto Cadena demuestra que es fiel amante de la irreverencia y la literatura, desde la portada puedo darme cuenta. Utiliza estas herramientas para, como él dijo, testimonear el drama de la humanidad; caminando entre la seriedad y el juego, pero nunca vacilante.
Con solo ver la primera hoja de la revista es evidente que no es “para cualquiera”. Y no me refiero a que se trata de una publicación elitista, incluso se da a entender que los creadores detrás de esto se autoproclaman marginados, marginados del sistema y por lo tanto van a arremeter contra él. Así que aquellas típicas personas conservadoras que defienden a capa y espada el sistema mexicano de valores que lean Lilí/Teraria van a sentir que se les está mentando la madre, porque se pondrá en tela de juicio la realidad que se ha impuesto desde sus padres y más atrás por la simple y sencilla razón de que cuestionar lo establecido (mofándose de su inevitable lado ridículo) los hace sentir frágiles e inseguros. Tampoco considero que será de mucho agrado para las personas que hayan leído poco y, eso poco, de no muy buena calidad, porque no lo entenderán, lo encontrarán tedioso e irrelevante. No es una revista para los que comienzan a leer.
El director/editor y sus colaboradores han creado en efecto una revista de, para, con y por la literatura. Con un inesperado y agradable sentido del humor, textos interesantísimos y una sección media que hace exudar los vapores del cuerpo, me encuentro con un documento en casi perfecto equilibrio. ¿Por qué? Pues porque la revista es una unidad, y como toda unidad está formada de partes que le dan significado: es entretenida, chusca, te hace reflexionar, te hace preguntarte ¿será?, no pierde su seriedad y es comprometida.
Creo que la literatura, como todas las artes, es indispensable para el humano. Y vaya que no creo que la literatura sea la última coca del desierto, me parece que quedan otras seis; pero sin duda la lectura nos hace tomar conciencia a nivel intelectual, emocional, físico, social… hasta sexual, desbloqueando ese ámbito que desde pequeños nos han enseñado a reprimir injustamente.
Lilí/Teraria fue una grata experiencia y espero tener los números restantes para acabar de empaparme de la superlativa desfachatez, embriaguez y palabras de esta gente.