Notas

Ex gobernadores a la carga

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Columna Guayabera Política/

Guillermo Hübner Díaz/

La lectura de prestigiada columna periodística publicada recientemente en un diario villahermosino, da pie al siguiente apunte, que espero sirva para normar algún criterio desviado de la realidad que devora al Partido Revolucionario Institucional desde hace algún tiempo para acá. Veamos:

En 2013, al correr del proceso de renovación de la dirigencia estatal del PRI, un grupo de expresidentes del CDE, sólo en apariencia demócratas, rechazaron toda injerencia del CEN, o de cualquier ‘influyente’, en el relevo del ex senador Francisco Herrera León, que hacía esfuerzos inusitados para mantener a flote el cascarón que le heredaron.

El grupo, proclamó que al no haber en Tabasco un gobernador priista, que siempre fue el capataz del partido -y de ellos mismos-, debía de ser él –excluidos legisladores locales y federa-les, alcaldes y dirigentes de sectores y organizaciones-, el que marcara la pauta.

Era la hora, pregonaban, de que el priismo tabasqueño tomara sus propias determinaciones y asumiera sus propias responsabilidades. Nada de dedos, de quien o de quienes fueran, decía, aparentando ignorar que el PRI es una organización nacional nacida precisamente para acabar con los cacicazgos e innumerables partidos regionales.

¡Era un ardid . Una farsa. Una gran patraña!.

El propósito de tan preclaros ‘revolucionarios’, no era otro sino el de cerrarle el paso a la participación del notario público Guillermo Narváez Osorio y con ello evitar que el tacotalpense alcanzara la presidencia estatal del tricolor..

¿Causa, motivo o razón? La amistad del abogado –ex diputado local, ex presidente municipal, ex presidente del Tribunal Superior de Justicia- con el director de Caminos y Puentes Federales, CAPUFE, licenciado Benito Neme Sastré, amigo del presidente Enrique Peña Nieto y de Guillermo Narváez Osorio, además de supuesto patrocinador de este.

Cabría anotar que en su mayoría, los ex dirigentes agrupados, eran y siguen siendo miembros de la corriente política de Roberto Madrazo Pintado, líder del golpe que derrocó al gobernador Salvador Neme Castillo, interrumpiéndose la marcha institucional del Estado y haciendo desaparecer a la clase política histórica ligada al PRI para entronizar a su banda.

Vueltas dio el grupo al asunto, valiéndose de todo tipo de recursos, sin faltar las ofensas personales, logrando que Narváez Osorio, por consejo familiar, abandonara la contienda; que el periodo de la dirigencia de Herrera León concluyera sin que existiera los relevos, que interviniera el CEN, que nombrara a un presidente provisional y que fuera este quien, estatutariamente, emitiera la convocatoria para la sucesión.

Así ocurrió. Tabasco, con priistas y no priistas, quedó convencido de la hipocresía y falsedades de estas personas que lograron notoriedad, cierto, pero que al ser desplazadas por el CEN, luego de varias rondas de ‘negociaciones’, sólo dos o tres salvaron el pellejo y en la actualidad ocupen cargos en el CDE o encabecen alguna organización.

El caso, amable lector, es que la “razón” principal de esta lucha “independentista” de los ex presidentes, autoproclamados bandera de un “nuevo PRI”, se vino abajo con la elección de Erubiel Lorenzo Alonso Que, no sólo impulsado por el CEN sino por un “político influyente”, Jesús Alí de la Torre, ex aspirante a la gubernatura y esos días encargado de políticas públicas de SEDESOL Los “insurgentes”, entonces, enterraron sus cabezas.

El “priismo tabasqueño” no se vio en ocasión tan propicia, por ninguna parte.

Los priistas no sólo corroboraron que una de las actividades más lesivas para los intereses políticos de su partido, la constituyen las prácticas viciadas de sus dirigentes y la de muchísimos de ellos, sino que no saben hacer otra cosa más que depender de alguien o prestarse para que ese “alguien” logre, a través de ellos, sus objetivos, piénsese en Roberto Madrazo Pintado o en Manuel Andrade Díaz, dos ex gobernadores de lo más activos.

No hay quien denuncie, por inconvenientes, que tanto las fuerzas caciquiles como la suma de rivalidades que la actividad política forzosamente provoca, comprometen a la democracia a tal grado que se olvida la responsabilidad política de las entidades que se convierten así en cercenadoras de la misma democracia, creándose una especie de aquellos “jefes políticos” impuestos en México durante el siglo antepasado y principios del pasado y que la Revolución pretendió fallidamente remover alguna vez desde sus raíces.

Así, resultaría otra gran mentira que en el siguiente proceso electoral, 2015, el PRI recuperaría, ganaría, arrasaría en las elecciones, debido a que tan nociva e indeseable es la decisión política centralizadora adoptada desde la capital, como la intención de los ex gobernadores mencionados de apropiarse del partido en detrimento de los militantes, otra vez, en todos y cada uno de los 17 municipios en donde la trama de intereses y tendencias, generan conflictos comunitarios, siendo allí donde fallan las soluciones al no saberse o no poderse identificar, vencer o manejar, tales fuerzas.

En el PRI, cree el reportero, jamás habrá procesos limpios, transparentes, sin engaños, en los que se tenga la seguridad de que la decisión de sus miembros, efectivamente, cuenta.

Roberto Madrazo Pintado y Manuel Andrade Díaz, vuelven a sonar como los nuevos ‘salvadores’ del priismo tabasqueño. Ahora acompañados de Manuel Gurría Ordóñez y Enrique Priego Oropeza.

Seguirán –siguen- las componendas, que no los compromisos, las complicidades, que no las alianzas.

¡Qué pavor!, diría Pellicer.


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