Después de 40 años juntos, finalmente se casaron
Redacción/
* Doña María y Don Bartolo esperaron 40 años y unieron sus vidas en el registro civil que llegó a Jonuta con el Gobierno del Pueblo
El día más feliz de doña María y don Bartolo tuvo lugar en la Jornada de Atención al Pueblo en Territorio, llevada a cabo en el Centro Integrador de Monte Grande, única localidad del municipio de Jonuta que cuenta con una calle con el nombre del ex Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los ahora esposos —ella de 58 años, y él de 63— se casaron después de vivir juntos por más de 40 años. Durante el emotivo casamiento, Dani Lubi, hija de ambos contó que, literalmente, es gracias a estas Jornadas de Atención al Pueblo en Territorio que sus padres pudieron cumplir su sueño.
“Mis padres quisieron casarse cuando tenía yo cinco años, pero ese día en el Ayuntamiento se agotaron las actas de matrimonio. Hace cinco años insistieron, pero como en el Palacio le pedían la cartilla de la marcha, no lograron decirse el sí. Ahora se pudo hacer, sin mucho trámite y está excelente. No tuvieron que ir al pueblo, que está a una hora de camino. Estoy muy feliz, gracias a este Gobierno del Pueblo”, contó rebosante la hija del bendecido enlace.
Mientras la Marimba La Pejetiteca no dejaba de tocar, Gilberto Pascual esperaba a su abuelo a que saliera del móduo de salud, donde el anciano de 94 años se realizaba un chequeo médico. El nieto cuenta que su abuelo tiene mucha esperanza de que el nuevo Gobernador haga cosas grandes para Monte Grande, porque anduvo caminando con Andrés Manuel López Obrador. Su abuelo lo secunda cuando sale de la consulta.
“Andrés Manuel entregó más de 20 casas en Monte Grande cundo fue delegado del Instituto Nacional Indigenista en Tabasco. A mí me tocó una de esas casas. Y el hombre que hoy es Gobernador de Tabasco, anduvo mucho tiempo con Andrés Manuel. Estoy seguro que a Monte Grande le va ir bien, porque hay buena escuela. Javier May nos ha traído alegría a Monte Grande en sus primeros días como Gobernador. Monte Grande volverá vivir cosas grandes con don Javier”, anhelaron abuelo y nieto.
Desde otro punto llegaba Don Lucio, quien cruza la calle, apoyado en un viejo bastón de madera de guácimo que él mismo cortó y pulió con su machete de doble filo. Se sienta debajo del quiosco de la plaza, donde personal de Salud y del DIF atienden a personas con deficiencia visual, problemas de rodillas y movilidad. Él vino con el firme propósito a decir adiós a su “compañera, tercera pata” y conseguir un bastón de verdad.
Su felicidad fue doble porque quien le autorizó “la tercera pata” fue el doctor Damián, a quien conoce desde hace 30 años, cuando el entonces recién recibido médico llegó a Monte Grande para dar su servicio social a la comunidad. Los dos, ahora con el pelo canoso, se sienten felices de reencontrarse, en un ambiente de fiesta que cala a todos los asistentes a las Jornadas de Atención al Pueblo en Territorio.
“Como médico, te puedo decir que nunca había visto una caravana así. Atención directa al pueblo, donde los beneficios del gobierno llegan a quienes de verdad lo necesitan. Además, esto es un reencuentro con el pueblo, que tenía muchos años abandonado. Creo que la gente lo recibe con alegría, es una fiesta que eleva la estima del pueblo”, dijo el médico Damián.
Una fila adelante, platican también animadamente las amigas de la tercera edad doña Matilde Reyes, de 74 años; doña Lupita López, de 82 y doña Jobita, de 75. Cada una espera su turno para recibir en el mismo orden mencionado una andadera, una silla de ruedas y unos anteojos. “Esta es una fiesta para todo el pueblo, ahora cada una podrá ver, caminar y sentirse más útil, porque a veces da pena que lo lleven a uno, por mucho que lo hagan de corazón, pero con esto, nos sentimos mejor con nosotras mismas y con la familia”