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No es imparcial

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Víctor Ulín/

Supongo que la todavía dirigente formal de Morena en Tabasco, Tey Mollinedo, y su aún secretaria de Organización, Nidia Naranjo Cobián, serán mantenidas en el cargo por lo menos hasta que concluya el proceso de selección del candidato al gobierno.

Ambas debieron -y deberían- tomar la decisión de separarse de sus cargos por la sencilla razón de que ni ellas ni el resto de los que integran el Comité Directivo de Morena en Tabasco garantizan neutralidad y, por el contrario, representan una sería amenaza para el buen desarrollo del proceso interno.

Raúl Ojeda Zubieta, por ejemplo, renunció a la presidencia del Consejo Político Estatal para intentar infructuosamente conseguir la candidatura al gobierno. Pero si no lo hubiera hecho, tampoco hubiese sido ni fiable ni confiable.

No descartamos que Tey Mollinedo se vea tentada a tratar de influir en el Consejo Político Estatal para meter por su cuenta a Raúl Ojeda dentro de los cuatro que serán seleccionados para someterse a la encuesta. Ganas no le faltarán a su amiga, la ex alcaldesa de Teapa.

De otra manera, no vemos cómo le hará Raúl Ojeda para desplazar a Javier May u Óscar Cantón que son los dos hombres que cuentan con todas las condiciones para llegar a la lista final de cuatro que completarán las dos mujeres (Yolanda Osuna y Mónica Fernández Balboa).

El hecho de que Tey Mollinedo haya respaldado las aspiraciones presidenciales de Adán Augusto López Hernández la anulaba de facto para continuar en el cargo y debió renunciar sin esperar a que venza su plazo o que la dirigencia se lo pida. Ni antes de la elección del candidato Presidencial de Morena, ni ahora que será elegido el Coordinador de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, Tey Mollinedo debió seguir al frente de Morena.

A la novel política le ha faltado experiencia para desempeñar el cargo y para saber mantenerse neutral, por su sola condición de ser la dirigente estatal. Así como defendió a ultranza a Nidia Naranjo Cobián, su secretaria de Organización, que llamó a condicionar o boicotear a la virtual candidata presidencial, Claudia Sheimbaun, así también consintió a Raúl Ojeda cuando desde la presidencia del Consejo Político Estatal  aprovechó para hacer campaña usando al partido.

Ni antes ni menos ahora, Tey Mollinedo no entendió cuál debió ser su papel como dirigente y, por lo que vemos, tampoco lo ha entendido todavía.

No es difícil pronosticar su futuro político después de que pierda por segunda vez. Por dignidad, debería renunciar al concluir el proceso interno para seleccionar al candidato al gobierno y que, por supuesto, no será Raúl Ojeda.


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