Señales de potencial inundaciones en Tabasco
Víctor Ulín/ Sin Remitente/
Las inundaciones ocurridas en Jalisco, Estado de México e Hidalgo, entre otras entidades, sumado al desfogue de la Presa Peñitas cuando apenas iniciamos la temporada intensa de lluvias, no pintan un escenario nada favorable para los tabasqueños.
Las recientes lluvias derivadas de fenómenos meteorológicos ya han empezado a causar estragos en Centro y otros municipios como Macuspana y Teapa, donde los afluentes de la Sierra comienzan a crecer también aceleradamente como el Grijalva, principal y permanente amenaza en la capital todos los años.
Sin duda, las lluvias que seguirán e igualmente el aumento de los ríos pondrán a prueba el presunto dragado que para estas fechas deberían estar concluidos para evitar justamente el desbordamiento y la eventual inundación de zonas.
Por lo pronto, la promesa de que sería controlado el desfogue de la Presa Peñitas para evitar que en la temporada de lluvias se mantuviera al tope, simplemente no se cumplió cuando, como reportó la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la misma se encuentra al 80 por ciento de su capacidad.
Si la naturaleza hoy ya no tiene palabra, no implica que los tres órdenes de gobierno no prevengan desde ahora a la población y le hablen con la verdad, en particular sobre el manejo de la Presa Peñitas, el avance de los trabajos de dragado y los potenciales riesgos de inundación.
Por si no fuera suficiente, en particular en Centro las familias empezaron a padecer, como en Gaviotas, las consecuencias de la falta de limpieza en el sistema de drenaje.
Lo que están viviendo ahora miles de familias con sus hogares inundados y los errores de comunicación que están evidenciando fallas como lo sucedido en Tula Hidalgo donde la inundación del Hospital dejó 17 fallecidos, es una clara advertencia de lo que podríamos volver a vivir los tabasqueños si no se toman las precauciones debidas.
Aún estamos a tiempo de evitar una catástrofe que volvería a perjudicar a miles de familias que aún reciben el apoyo por la pérdida de sus enseres en la más reciente inundación que padecimos y que ya no queremos volver a padecer.