Información y desinformación
Columna Non serviam/
Leopoldo Emmanuel Benítez Arias/ Foto: Proceso/
Es lamentable el alza a los precios de la gasolina, al subir el precio de combustibles sube el precio de los transportes. El precio de los productos sube y el del transporte público del que depende tanta gente, también. Me entero que al menos el servicio de Transbus en Villahermosa costará ahora 10 pesos, supongo que no lo sentiremos tanto porque —como dice el meme— de por sí nunca te regresaba el cambio el armatoste verde.
Encuentro irritante escuchar voces que defienden a capa y espada el alza del combustible, como un movimiento inteligente y arriesgado del Gobierno para por fin reflejar los precios reales de la gasolina y con esto dejar de disfrazarla con impuestos que pagan todos aunque no utilicen transporte privado. De ser así, ¿a caso no les afectará a los otros el alza de precios que conlleva la de combustibles? ¿o de verdad no sabían, en serio no tenían en mente un plan estratégico para evitar los gasolinazos que desde haces tanto tiempo nos prometieron no ocurrirían? Que nos expongan por favor qué acontecimiento extraordinario les evitó cumplir sus promesas.
Entiendo y comparto el enojo y el hartazgo de los mexicanos hacia la clase política por su indiferencia y sus desplantes, por los escandalosos bonos que reciben, por lo poco que la mayoría de ellos contribuye a un verdadero proyecto de nación.
Sé también que a pesar de mecanismos nacionales e internacionales que obstaculizan a los gobiernos proceder indebidamente, estos encuentran la forma de mentir o ser autoritarios en exceso. Sí, nos pueden engañar; sí, pueden ser un aparato represor. No, atropellos barbáricos como los de 1968 en un país como México ya no pueden o son muy poco probables que sucedan. Puede sonar quizás algo frío, pero hasta en las mañas se han sofisticado.
Los bloqueos de carreteras y casetas han conmocionado a los ciudadanos (aún no me queda muy claro cómo esto afecta a Enrique Peña Nieto, pero bueno…), yo mismo y mi familia estamos por así decirlo “atrapados” en el centro del país, no pretendo para nada sonar trágico con esto ya que comemos riquísimo y nos levantamos a la hora que queremos, pero nos gustaría regresar a casa ya. Y en lo que averiguamos cómo está la situación en las carreteras y la seguridad para salir, no podemos evitar encontrarnos con lo clásico: mentiras para infundir miedo.
Audios que nos llegan en mensajes de WhastApp donde supuestos policías alertan a la ciudadanía de que ya recibieron la orden de disparar a voluntad en un lenguaje mañosamente articulado para sonar más o menos verídico, imágenes de disque enfrentamientos brutales en el Estado de México culpando al Gobierno de represivo, pero ¡ah chinga’! ¿no son acaso imágenes de enfrentamientos en Medio Oriente?
En momentos tan convulsos como estos, en los que los mexicanos encaramos a un Gobierno inepto, lo que nos queda es utilizar información de verdad, cierta, verídica; para señalar las faltas del Gobierno y de los vándalos que se aprovechan de la situación (aceptémoslo, hay gente que no fue pagada por las autoridades para causar líos o saquear tiendas, lo del pueblo bueno es maniqueísmo).
Dudemos de lo que leamos o veamos, corroboremos la información; consultemos a testigos de los hechos o personas versadas en estos temas. De otro modo, ayudaremos a sembrar miedo con falsos toques de queda y escuadrones de la muerte imaginarios.