Hoy escribenSin RemitenteVíctor Ulín

Que renuncien

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Víctor Ulín/

En un acto de dignidad y compromiso con la educación -si es que la tienen-, el director del Tecnológico de Balancán, Iván Arturo Pérez Martínez, y el titular de la Universidad Tecnológica, Lenín Martínez Pérez, deben renunciar.

Ninguno de los dos abona a mantener la estabilidad de las respectivas instituciones educativas que se encuentran en una situación crítica, ni mucho menos aportan a la gobernabilidad del Estado.

El director del Tecnológico de Balancán se aferra a mantenerse en el cargo cuando ya no cuenta con la autoridad moral para sentarse con los estudiantes, profesores y trabajadores, ni menos para asumirse como garante para que cambien el estado de cosas.

De hecho, de un momento a otro será revelada la auditoría que le realiza el Órgano Superior de Fiscalización que está bajo la responsabilidad de Juan José Peralta Fócil.

Por si no bastara que su sola presencia irrita, trascendió que ha emprendido una persecución en contra de los inconformes que se manifiestan libremente, y que ha provocado una politización de un tema que es totalmente educativo.

Las denuncias en su contra siguen en la mesa: nepotismo y presuntos actos de corrupción que se traducen en un abandono de la institución.

Ante su cerrazón para dejar el cargo, existe el riesgo de que lleve el conflicto a niveles peligrosos que no convienen ni social ni políticamente.

En la Universidad Tecnológica de Tabasco, el todavía rector, Lenín Martínez Pérez, cree que meterse en las fotos de la secretaria de educación, Patricia Iparrea, será suficiente para perpetuarse en el cargo.

Los números rojos en los que se encuentra la institución, aunado a los señalamientos de acoso y persecución en contra de los maestros y alumnos, son una prueba de su anómala administración durante los 6 años que lleva al frente.

Por si fuera poco, más interesado en que el conflicto crezca, se le ocurrió -así ha sido su gestión, de ocurrencias- aumentar el pago de inscripción en medio de una crisis económica que afecta a las familias. Solo muestra su insensibilidad y su voracidad por el dinero público.

Para el gobierno del estado que ha sido respetuoso de la autonomía de las instituciones de educación superior, ni el director del Tecnológico ni tampoco de la Universidad Tecnológica de Tabasco han sumado para resolver sus conflictos.

Los dos, insisto, por dignidad deben renunciar para no seguir dañando a la educación superior.

 

 

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