Ebrard: tan cerca de la clase media y tan lejos del pueblo
Victor Ulín/
A menos que suceda un milagro, -lo que implica que ni Claudia Sehimbaun ni Adán Augusto López Hernández sean los elegidos-, es que Marcelo Ebrard Causabón podría ser el candidato presidencial de Morena. Luego entonces es mejor pensar que el todavía secretario de Relaciones Exteriores tiene una batalla prácticamente imposible de ganar y que no será el sucesor del presidente Andrés Manuel López Obrador. Por tanto, la pregunta es qué hará Marcelo Ebrard cuando no resulte elegido.
Es lógico que dentro de su estrategia sucesoria Marcelo Ebrard asegure que será el candidato y futuro Presidente de México. Mal sería si no dijera eso.
Pero lo verdaderamente interesante es saber si Marcelo Ebrard se mantendrá en Morena o acabará traicionando siendo el candidato de Movimiento Ciudadano o hasta de la alianza opositora para no quedarse con las ganas de competir, porque de antemano sabe que no ganaría la elección, aunque el partido que lo postule sí porque crecería electoralmente, amén de obtener una mayor representación en el Congreso de la Unión.
Por lo que dejó ver en la entrevista que le concedió esta semana al periodista Joaquín López Dóriga, Marcelo Ebrard intensificará su campaña para, por un lado, posicionarse más al tiempo de presentarse como el sucesor indispensable del Presidente.
Si bien Marcelo Ebrard representa y muy bien a la clase media y alta aristocracia mexicana, no es un político que logre identificarse con el pueblo que es precisamente el mayor activo de Morena y del Presidente.
Por más que quiere aparentarlo, simplemente no se le da la química con los grupos más vulnerables de México y, en efecto, representa una amenaza para la Cuarta Transformación cuya prioridad son los más pobres.
Por eso es que Ebrard está más cerca de los intereses de los grupos empresariales más conservadores de México, que de la mayoría de los mexicanos que vive al día y que encuentra en los programas sociales creados por el Presidente una oportunidad de vivir más dignamente.
No es, no por mucho, alguien capaz de conciliar los intereses de una clase política y empresarial naturalmente voraz, y de la mayoría de los mexicanos que quiere acabar con el lastre de la explotación y corrupción, para mejor su situación.
Así que la pregunta, insisto, no es si Marcelo Ebrard Causabón tiene chance de ser candidato presidencial de Morena, sino saber si acabará abrazando abiertamente los intereses de terceros para buscar el sueño presidencial.