Hoy escribenSin RemitenteVíctor Ulín

El Secretario

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Víctor Ulín/

La vieja clase política de priistas en el retiro y los que aún siguen activos como Lorena Beauregard, Manuel Andrade Díaz y Erubiel Alonso, que tratan desesperados con infundios y ataques contra el gobierno ganar adeptos, siempre se caracterizaron por su retórica y una permanente simulación.

La derecha priísta suele ser cínica, mentirosa y desmemoriada a conveniencia, como si la gente no los conociera.

Los políticos de Izquierda, los genuinos, son diferentes , no como los arribistas o ex priístas que siguen con sus viejas mañas desde los partidos de oposición y algunos, hay que decirlo, desde Morena como los adancistas.

La vieja clase política y sus exiguos seguidores que se desahogan en las redes sociales y se desgañitan en sus videos, esperaban que las cosas siguieran sin cambios y que los funcionarios del nuevo gobierno que cuentan con la autoridad moral y el respaldo de los ciudadanos de carne y hueso, siguieran siendo iguales.

Les irrita, les provoca frustración y odio desde las vísceras, que el secretario de Gobierno, José Ramiro López Obrador, un político forjado en la izquierda, sea hoy un actor protagonista de la Cuarta Transformación que en Tabasco encabeza Javier May Rodríguez.

Por supuesto que José Ramiro López Obrador no es ni será, por ejemplo, como Lorena Beauregard de los Santos que como funcionaria en el gobierno de Andrés Granier Melo no hizo nada de trascendencia en una administración que no cumplió y que acabó muy mal ( su jefe terminó en prisión y hasta hoy no ha logrado demostrar que Arturo Núñez estuvo equivocado al procesarlo).

A los viejos políticos de la derecha y sus aliados que aún les quedan, les irrita que José Ramiro López Obrador sea sencillo y, lo que más les enfada, que les hable de frente, sin poses, con la verdad.

El desempeño del secretario de Gobierno no responde pues a la lógica mentirosa ni simuladora de los priístas ni de sus patiños los perredistas. Si bien en el caso del Tec de los Ríos, al inicio se complicó, bastó su intervención directa para resolverlo literalmente en una sentada.

Se entiende la frustración de los priístas Lorena Beauregard, Erubiel Alonso o de Manuel Andrade que solo desean que les vaya mal a los tabasqueños y su gobierno y que -señala el colega René Alberto-, son tan solo representantes de intereses políticos mayores, como los madracistas y adancistas.

Pero ya el pueblo los conoce, y bien. Ya no pueden seguir engañando.

 

 

 

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