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Crisis en Tec de Los Ríos

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Víctor Ulín/

De los tres conflictos que existen en el nivel superior de educación, el que protagonizan los estudiantes del Tecnológico de Los Ríos que exigen el cese del todavía director Iván Arturo Pérez Martínez es el más crítico.

Los estudiantes, que cuentan con el respaldo de maestros, personal administrativo, padres de familia y ahora de ciudadanos, instalaron un plantón permanente en la entrada de la institución y han advertido que no se moverán hasta que no sean atendidas sus demandas.

Fundamentalmente, los estudiantes han denunciado presuntos actos de corrupción del director que han afectado a la institución que se encuentra en pésimas condiciones, y de nepotismo (designó a su hermano director académico), entre otras irregularidades.

Las autoridades educativas, en particular la secretaria de Educación, Patricia Iparrea Sánchez, no debería subestimar la preocupación de los estudiantes que alertaron que podrían sufrir algún atentado en el plantón que han instalado, de parte de personas ajenas al movimiento.

El problema que suma ya varias semanas y que se va agudizando, de no actuarse pronto podría degenerar en consecuencias no deseables, considerando que el director tiene a sus propios defensores que niegan cualquier irregularidad y que han tratado de politizar un tema que es administrativo y académico.

Ante un movimiento genuino de los estudiantes que recibe la solidaridad de la sociedad de la región y que va escalando y tomando matices graves, la solución es simple y contundente: el cese o separación del director que ha perdido toda autoridad moral para llegar a un acuerdo con los estudiantes que públicamente le piden que se vaya.

Ningún cargo directivo como el que aún ocupa Iván Arturo Pérez Martínez, está por encima de la estabilidad y gobernabilidad de una institución como el Tec de los Ríos y menos cuando ya está en juego la integridad de los estudiantes que deben ser protegidos a toda costa de amenazas.

 

 

 

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