Landy, plagiadora
Fausto Hernández/
Hasta ahora, las quinceañeras y quinceañeros que han elegido el Centro Cultural Quinta Grijalva para recordar un bello momento en sus vidas alcanza las cientos de ilusiones, pero quien parece que nunca festejó sus primaveras es Landy Palafox, dedicada a criticar que las puertas de lo que fue coto exclusivo de malos gobernadores se haya abierto al público, demostrando no sólo su amargura, sino ser eso que Andrés Manuel López Obrador clasificó como aspiracionistas, clasistas y por si no bastara discriminadores.
Landy, con desatinada ironía pide que se meta el mercado Pino Suárez a los patios del Centro Cultural, quizá porque ella preferiría andar en las plazas de Tabasco 2000 o las tiendas de conveniencia y perderse el gusto de comer un chanchamito, un puchero o un caldo de pescado mientras disfruta de la charla amena de los locatarios y marchantes.
Y así, díganme ustedes, ¿cómo se puede cuando menos ser investigadora o periodista si el alma está negra de prejuicios o se desdeña el mercado público, las quinceañeras o el trabajo de los otros? Pero se comprende porque aunque sueña con ser historiadora, jamás podrá alcanzar la suela de Raymundo Vázquez, Geney Torruco o Jorge Priego Martínez. No porque no tenga talento, claro que lo tiene, Dios nos dotó a todos de inteligencia, pero no es responsable de lo que hagamos con ella. En el caso de Lady Palafox su mayor pecado capital ha sido la abulia, la flojera de salir precisamente desde su palacio de cristal para imbuirse de pueblo, de historia: esa abulia por trabajar por sí misma ha conducido a su alma a cometer otro pecado capital más: el no robarás. Porque esa falta de iniciativa la ha conducido muchas veces a cometer plagios de otros colegas, sin vergüenza alguna hasta el grado de publicar en años recientes un compendio de temas pasados copiando textualmente sin entrecomillar párrafos completos de quienes sí sudaron la gota gorda para conseguir la información. No es la única autora en esta hermosa tierra que ha plagiado. Hay uno o dos nombres más que merecerían ser pasados al paredón de la ignominia por querer pasarse de listos, creyendo que nadie se va a dar cuenta, o que sigue siendo el tiempo en que manejaban las secretarías y direcciones como si fueran sus ranchos y los servidores públicos, sus empleados. Landy pertenece a esa casta literaria que vivió apropiándose de convocatorias, becas, proyectos, publicaciones y reflectores, que a falta de talento, consiguieron a través de complicidades y amiguismo de grupos literarios enquistados con el madracismo, el manuelandradismo, que al final vienen siendo la misma vaina corrupta que impidió conocer a los verdaderos escritores. Abra al azar cualquier página del libro titulado Reseña de Tabasco, de Landy Palafox, y encontrará muchas frases copiadas tal cual sin entrecomillar. Podría decir la aspirante a escritora que se trata de paráfrasis, pero caro lector, hasta para parafrasear hay que tener gracia, y la abulia y flojera de Landy ni siquiera hizo que se pusiera las pilas para contar lo que ya ha contado bien Jorge Priego y muchos otros contemporáneo periodistas e historiadores, en quienes Landy, como una mala rémora, abreva.
El colmo es que la supuesta autora, de autoridad, plagia hasta tesis de estudiantes. En la entrada titulada “La catedral de Tabasco”, por ejemplo, la pseudo historiadora comienzas así su entrada: “El 16 de abril de 1884, el nuevo obispo colocó la primera piedra de la que sería la nueva Catedral de Tabasco, sin embargo no fue posible terminar la construcción, por lo que la Catedral de Esquipulas continuó siendo la Catedral”. Fin de la cita del texto de Landy. Pero ese texto, tal cual, puede leerse de una una investigación profesional hecha por el alumno Ricardo Hernández Arias, y asesorada por el profesor Jesús Salvatierra Camacho, en una tesis de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, titulada “Proyecto III. Espacios religiosos”, fechada un año antes de que saliera a la luz el plagio de Landy.
El original de donde copia Landy dice: “El 16 de abril de 1884, el nuevo obispo colocó la primera piedra de la que sería la nueva Catedral de Tabasco, sin embargo no fue posible terminar la construcción, por lo que la Catedral de Esquipulas continuó siendo la Catedral”. Es tan floja hasta para el copy paste que, como puede comprobar el mismo lector, hasta la misma coma al inicio del párrafo copiado deja. No es de extrañar este hurto intelectual, acostumbrada a hacer en De Tabasco Soy, un sitio fagocitario porque se alimenta de lo que los otros han hecho, como las cosas antiguas y nuevas de las que se ha apoderado, sin dar crédito y atreviéndose a ponerle una marca de agua a esas fotos y exigiendo le den crédito solo porque las tomó sin permiso y las arregló un poco, cuando ella no les dio el crédito a esos profesionales de la lente. Ella es un monolito inflado de la vieja cultura. Y seguiremos pronto con otros dramas escénicos y radiofónicos.