«Caliche”, su tiempo
Víctor Ulín/
Entre sus amigos y gente que le conoce y tutea, lo llaman “Caliche”. Pero en la formalidad y para los ciudadanos en general, es Carlos Enrique Íñiguez Rosique, secretario de Administración e Innovación Gubernamental de Tabasco.
Junto con el secretario de Gobierno, es de los dos funcionarios con más influencia y protagonismo en el gabinete. Forma, sin duda, parte de la nueva clase política que llegó al gobierno estatal con el ahora Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, y ha ido ganando presencia y autoridad. Con poder. Tanto, que no es descabellado considerarlo como candidato a la gubernatura, de Centro o alguna diputación o senaduría.
Hasta antes del presente gobierno, se había desempeñado como director administrativo del Congreso del Estado y del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Tabasco (IEPCT), donde estuvo por cierto en medio de la polémica por la compra del edificio que aún permanece sin ser ocupado en Periférico.
Hoy, hasta aspirantes a presidentes municipales o diputados lo visitan en sus oficinas y difunden las fotografías para mostrarse con él y enviar un mensaje de buenas relaciones y eventual respaldo.
Como hombre de confianza del entonces gobernador Adán Augusto y del ahora Secretario de Gobernación, el crecimiento de Carlos Íñiguez ha sido exponencial dentro y fuera del gabinete más cercano del mandatario Carlos Manuel Merino Campos.
En ocasiones, incluso, suele destacar más que el propio secretario de gobierno, y cada vez más su rostro y nombre empiezan a ser más conocidos entre los tabasqueños. Ha sido también evidente y notorio el cambio de su imagen, requisito indispensable en una elección.
Es cierto que varios de quienes lo rodean o se precian de su amistad, y otro tanto de los fundadores de Morena, podrían argumentar que no tiene ninguna posibilidad de llegar a un cargo popular porque no ha caminado ni ha sido candidato.
Los hechos demuestran que en los tiempos de Andrés Manuel López Obrador, el pensamiento de José Ortega y Gasset está más vigente que nunca: el hombre y sus circunstancias. Y las de Carlos Enrique Iñiguez Rosique son harto favorables.
En la próxima elección, seguramente lo vamos a ver convertido en uno de los personajes más destacados entre la nueva clase política de Morena y, de ser Adán Augusto López Hernández el candidato presidencial, su destino podría ser también la capital del país, en Bucareli. Está en su tiempo y en su mejor momento.