La Candidata, primeras impresiones
Columna Non Serviam/ Foto: laopinion/
Leopoldo Emmanuel Benítez Arias/
Las telenovelas no son lo mío. A mi papá no le gustan, a mi mamá tampoco y en mi casa nunca se vieron. Desarrollamos todos en mi familia cierta animadversión hacia Televisa, incluido su moribundo canal El canal de las Estrellas, ahora conocido simplemente como Las Estrellas.
Por lo tanto, cuando hace dos semanas comenzaron a circular los memes que acusaban a la nueva telenovela, “La Candidata”, de apología al PAN y particularmente a la posible futura candidata del partido, Margarita Zavala, ni siquiera lo dudé. La imagen de la guapa Silvia Navarro junto a la de Margarita Zavala dejaba mucho a la imaginación… para mal.
Así que para comprobar, me dediqué a ver los capítulos de la primera semana de la nueva telenovela-serie de Televisa y la verdad es que me iré al infierno porque el producto engancha. Hay algo en el trabajo de cámaras, la puesta en escena, los temas que aborda (y cómo los aborda) que la dan un aspecto más cercano a una serie que a una telenovela. Aún no se ha dado el gran paso, pero al fin es un producto que se nota desmarcado de lo “telenovelesco”.
Ya decía yo que la guapa Silvia Navarro no era ninguna tonta para meterse en el siguiente aborto de Las Estrellas (al menos hasta ahora). Ella, como protagonista, brinda fuerza y sofisticación, no glamour ni sobreactuación; su personaje es tenaz e inteligente —introducido de una manera atractiva, presentando una propuesta de ley progresista, una suerte de Obamacare a la quinta potencia. Lleva las riendas bien, como tiene que ser, sin tratar de opacar el trabajo del resto del elenco.
Se supone que llegará el punto en el que la protagonista se lanzará a la candidatura por la Presidencia de la República; pero con buen tino en los primeros cinco capítulos nadie se está lanzando para nada, en la primera semana no hay aún candidata. En vez de eso, vemos como la telenovela-serie sienta bien las bases para los eventos venideros.
Se nos da el tiempo para que conozcamos sin demasiadas prisas a los personajes, a qué se dedican, qué los mueve, qué quieren, sus virtudes y sus enormes defectos. Es interesante que mientras vamos enterándonos de la vida de los personajes nos vamos percatando de lo corruptos y horribles que casi todos resultan: uno tiene un negocio de trata de blancas, otro es propenso a la ansiedad y adicto al alcohol y otras drogas, unos manejan guaruras que parecen más bien escuadrones de la muerte, el otro es un machista golpeador… en fin, puras joyitas.
El problema que encuentro en esta telenovela-serie está precisamente en los dos protagonistas principales: Regina Bárcenas (Navarro) y Gerardo Martínez (Víctor González). Son demasiado buenos, demasiado nobles, demasiado románticos (ideológicamente) y demasiado perfectos. Me parece que la telenovela-serie obtendría más complejidad si esos personajes tuvieran matices, demonios que los persigan, errores que les pasen factura.
Entiendo también las sospechas que esta telenovela-serie desata. A mí igual me hace sospechar (ligeramente, pero lo hace) que si Televisa quisiera volcarse a apoyar a Zavala con este producto, lo podría hacer. El capítulo cuatro es muy malo y lo vi casi enteramente con una ceja alzada. Ese discurso de la mujer impoluta que busca ayudar a todo México me pareció muy forzado, la prensa es representada como una bola de chacales; amén de una sucesión de colores y manitas pintadas en la pared que recuerdan al Teletón en una especie de DIF buena onda, también vemos a la señora Bárcenas ir y venir en un vestido azul celeste.
Sin embargo, lejos de ser solamente un melodrama barato que narre los periplos amorosos entre la senadora Bárcenas (futura candidata) y el senador Martínez, se trata de una intriga. Todo comienza con el homicidio de una joven prostituta, famosa por aparecer en un video viral sosteniendo relaciones con el hijo de la senadora Bárcenas y el gobernador de Ciudad de México; a partir de ese momento comienzan a desfilar ante nosotros personajes nauseabundos que en mayor o menor medida, indirecta o directamente están involucrados en los hechos.
El capítulo siguiente es mejor, incluso apela a mostrar una cara muy interesante de la protagonista: una mujer que es capaz de hablar ante cientos de personas y defender sus posturas con brío, planear, organizar y ejecutar estrategias de mejora social y que aún así no sabe cómo hablar con su propio hijo.
Si se va por el buen camino, “La Candidata” podría ser una curiosa excepción dentro de Televisa: un producto con una mujer verdaderamente empoderada como protagonista que pretende retratar la podredumbre de la esfera política y la lucha de las mujeres hacia el poder, con buena calidad técnica y buenos actores, encabezados por la guapa (no me canso de decirlo) Silvia Navarro. A ver qué tal les va.