¿A qué le teme el Frente Nacional por la Familia?
Columna Non Servian/
Leopoldo Emmanuel Benítez Arias/
Después de años de marchas y acciones legales en algunas entidades, parecía que la lucha había rendido frutos cuando en mayo el presidente Enrique Peña Nieto firmó la iniciativa de ley para que se reconociera el matrimonio igualitario ante la Constitución y el Código Civil.
Los liberales aplaudimos y los conservadores pusieron el grito en el cielo.
¿Había sido una decisión oportunista la de Peña Nieto? Sin duda, ya que le ganó algo de reconocimiento en algunos sectores que quedaron estupefactos ante tal iniciativa y el partido que la impulsaba. Pero oportunista y todo, era una gran chance para que en este país comenzaran a cambiar las cosas para mejor.
Era el turno de demostrar al interior de México que no somos tan homófobos como pensamos; y a los demás países, que no somos los bárbaros que ellos creen.
Pero tenían que venir la iglesia Católica y las agrupaciones Cristianas con sus discursos de siempre y… lo lograron. Demostraron que en México sí hay un fuerte rechazo al ser distinto; y al mundo le dejamos ver que estamos lejos de dar esa sencillo gran paso.
La iniciativa de ley se estancó, los mismo priístas dijeron que ya no figuraba como prioritaria y Enrique Peña Nieto dejó claro, una vez más, su falta de liderazgo al no defenderla y ceder ante la presión de una buena parte de la sociedad.
Entonces, si ya la iniciativa de ley quedó suspendida, ¿por qué hay contingentes marchando por distintas ciudades de México oponiéndose a ella y defendiendo a la “familia tradicional”?
En Tabasco tuvimos nuestra respectiva movilización del Frente Nacional por la Familia, que salió del MUSEVI y llegó hasta Plaza de Armas —punto de partida similar y mismo punto de llegada que tuvo la marcha LGBT del año pasado, qué curioso—. ¿Qué busca este Frente? Rechazar las iniciativas “autoritarias” del matrimonio igualitario, defender la familia tradicional, los valores universales e impedir que se enseñe la ideología de género. Así de vagos y confusos.
Ahora bien, este Frente Nacional por la Familia tiene todo el derecho de marchar, no cabe duda, también tienen todo el derecho de exponer sus ideas; los que no concordamos con ellos tenemos la responsabilidad de no responder con odio ni bajezas. Pero igual tenemos la obligación cívica de hacer una crítica a lo que nos parece un acto retrógrada.
Es un acto retrógrada porque no reconoce la validación de los derechos de los demás individuos. Es retrógrada porque utilizan la Biblia como principal fuente de argumentación. Es retrógrada porque hacen evidente una brutal ignorancia sobre los temas que pretenden defender. Es retrógrada porque aunque de dientes para afuera la cínica iglesia Católica no la apoye de manera explícita, sí aplaude su labor entre las sombras.
El Frente Nacional por la Familia busca impedir lo que suponen es la corrupción de la institución familiar y como consecuencia hacer que México no avance como nación. ¿A qué le temen estos individuos? ¿Les aterra la imagen de dos hombres besándose? ¿Les horroriza la idea de dos mujeres criando a un niño? ¿Les quita el sueño pensar que una escuela ofrezca información sexual útil a los niños y que estos aprendan a convivir con sus semejantes a pesar de las diferencias? En pocas palabras ¿les da miedo el otro por ser diferente?
Queda claro que en México la lucha aún es entre liberales y conservadores.